lunes, 4 de noviembre de 2013

Entusiasmo contagioso

Cuando recibí la invitación, apenas lo dudé: tenía que estar allí. Cristina Romero y Justo Álvarez o mejor dicho, los doctores Romero y Álvarez, impartían la I Jornada sobre Prevención del Cáncer de Mama. Ya los conocía a los dos, pero nunca antes había asistido a unas conferencias suyas.

Invité a una amiga para no asistir sola, me parecía que toda mujer debía tener la oportunidad de escucharles, de sentir cómo y a pesar de que la palabra cáncer es el demonio en persona, ellos normalizan la situación y son la positividad en persona.

Y dicho y hecho. 

Llegar al hotel y sentir el abrazo de Cristina. Sí, Cristina. Porque cuando quise presentarla como la doctora Romero ella se apresuró, como siempre, a decir:

-Soy Cristina.

Es todo un placer.

Todo energía contrasta siempre con la calma de su compañero Justo Álvarez. Un terremoto incansable, escuchar su curriculum es constatar todo lo que me viene a la mente cada vez que la veo. No sólo es una excelente profesional, no preparada, sino muy bien preparada, a la que le gusta su trabajo, es más, disfruta con su trabajo. Y escucharla cómo nos invita a conocernos, a explorar nuestro cuerpo, a saber qué hay de más o de menos para detectar cualquier anomalía es todo un lujo.

Lejos de dramas y patetismos, en sus palabras siempre hay mensajes positivos. Sabemos que el cáncer se cura y que en un porcentaje muy alto, el cáncer de mama cogido a tiempo tiene buen diagnóstico.

Así lo cuentan y así lo explican. La que mejor conoce su cuerpo es, sin duda, la mejor. Y la experiencia les dice que estas clases prácticas son fundamentales para prevenir esta enfermedad o, al menos, para cogerla a tiempo. 

Por eso, saber que ambos forman una parte esencial de la Unidad de Mama del Complejo Hospitalario de Toledo es un seguro, una garantía. Estar en sus manos, ya ni digamos.

lunes, 8 de abril de 2013

Mirando de frente a la vida

Con valentía. Es más, con mucha valentía. Así lo dejaron patente. Nunca antes habían desfilado por una alfombra roja y los nervios previos eran palpables en todas ellas. Los nervios y la emoción. Lágrimas contenidas y muchas sonrisas. 

Seis mujeres con sus seis historias personales a cuestas, protagonistas de un desfile de moda muy particular. La cita servía para recaudar fondos para la investigación del cáncer. Auspiciadas por la Asociación Española de lucha Contra el Cáncer y alentadas por sus familias que a lo largo de todo este tiempo las han servido de apoyo.

La noche en Polán (Toledo) invitaba a la emoción. Los más de 200 comensales que se habían dado cita para compartir mesa y mantel sabían perfectamente porqué estaban allí. La mayoría de ellas son mujeres conocidas en la localidad y todos han tenido la oportunidad de ayudarlas a superar o sobrellevar la enfermedad.

Las seis, luchadoras, se han enfrentado al fatal diagnóstico. En algunos casos, ya es agua pasada. Sólo queda en el recuerdo una línea roja cicatrizante. En otros, no ha hecho nada más que empezar. 

Por eso, animadas por Noelia Juez, cuya historia personal fue la que dio inicio a esta "fiesta" contra el cáncer, recogieron el guante que les lanzó para desfilar y poner el punto emotivo al acto.

Cuentan que el apoyo de sus familias ha sido vital para superar la enfermedad o, al menos, sobrellevarla. Otras aseguran que han sido ellas las que han tenido que animar a sus familias, todavía más decaídas si cabe.

Me llevo como ejemplo la sonrisa de Rosi, todo alegría hasta para disimular las secuelas de su proceso de quimioterapia apenas perceptible, sobre todo en un rostro lleno de vida. La imagen positiva de Yolanda, siempre dispuesta a exprimir hasta el último jugo de la vida. Y el silencio emotivo y significativo de Ángela, todo un ejemplo de valor.

Y es que las seis, con sus seis historias, demuestran día a día que, lo más importante es seguir mirando de frente a la vida.








martes, 5 de febrero de 2013

Un año después...

Prácticamente ha pasado un año desde que me autoimpuse un silencio forzado. Quería contarlo todo, pero no tenía fuerzas para decir nada. Un año después, todos mis temores, mis pesares se han hecho realidad y hoy, justo hoy, pasado el Día Mundial contra el Cáncer, ya no estás.

Entonces veíamos tu deterioro, a pasos agigantados, pero queríamos ser valientes por ti y por nosotras mismas. Pero era difícil. No obstante, nos diste una lección de fuerza y valentía, de querer vivir, de lo que supone saber que ha llegado la hora y no querer mirar el reloj.

A pesar de todo, cuando llegó el momento, seis meses después, nos pediste irte en paz. Y así lo hicimos. 

Ayer todo el mundo habló del cáncer. El 4 de febrero, Día Mundial. Todos hablan y hablan y hablan. Tiene cura, en un porcentaje muy elevado. Sí. Somos conscientes de ello, lo hemos visto, lo hemos vivido en nuestra propia familia. Ahí está Silvia, como ejemplo vivo y palpable para enseñarnos que sí, que se puede.

Ahí está Mariano, nuestro segundo héroe.

Pero no estás tú. Ni tantos otros. El domingo despedimos a Mari, también, y eso nos pone en el otro lado de la trinchera, en el de aquellos que aunque luchan no le ganan la batalla. Sabemos que sois pocos, pero sois los nuestros. Un padre, una madre, una hermana, una prima, un vecino, un amigo... alguien cercano que se va.

En el post Día Mundial del Cáncer me gustaría ser optimista, por tantos. Pero me resulta difícil. Muy difícil sabiendo que tú no has podido, que tú no estás papá.